martes, 8 de marzo de 2016

Chambord, o la desmesura.

#chambord #loira

Car tel est notre bon plaisir
(Fórmula usada por Francisco 1° para promulgar sus decretos) 

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Luego de nuestra visita a Chaumont, un breve recorrido nos deja aquí.


Estacionamos y nos detenemos en uno de los muchos pequeños restaurantes que están a la vista del castillo, y nos restauramos con quesos y ensaladas. No es cuestión de pasar hambre! Mejor estar de buen humor durante una visita.


TIP: Pasamos por la entrada, y recogemos nuestro folleto, no olvidar. También es posible alquilar una tableta, como video-guía (Histopad)
TIP: vale la pena, para ubicarse, ver el video de 18' que se ofrece en la planta baja.

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La mayor preocupación de Francisco 1° era el engrandecimiento del poder de su reino, Francia, y en consecuencia de sí mismo (ambas cosas no estaban tan bien diferenciadas en esa época).
Muy especialmente, tratar de superar a Carlos 5°, quien a la sazón estaba al frente del imperio más dilatado del mundo.

También tenía tiempo para interesarse por las artes y las ideas de su época, el Renacimiento. Y estimaba especialmente las actividades de la guerra y la caza.

Francisco lleva adelante la idea de construír un albergue de caza en Chambord, en una zona de extensos bosques llenos de ciervos y jabalíes, que aún perduran.

En 1519 comienza la construcción, sobre un concepto renacentista y con artesanos franceses, lo que le dará un vuelo original. Será una suerte de síntesis entre formas históricas francesas (gótico flamígero) e influencias italianas.

En esta época Francisco tenía 25 años, y había vuelto contento con su reconquista del Milanesado. (1515, luego de la cual invita a Leonardo da Vinci a venirse a Francia, como vimos al hablar de Amboise).

Nunca vio terminado su albergue. Sólo la torre central y sus aposentos. Y durante su reinado de 32 años, sólo pasó allí 72 días.

Enrique 2° y Luis 14 continuarán con la construcción. El segundo lo completa y renueva, hasta darle el aspecto que tiene hoy. Luego, lo visitaría muy poco.

El château permaneció en manos de algún heredero real hasta 1871 hasta que el Conde de Chambord, último heredero Borbón, no aceptó el cargo de rey constitucional (hubiera tenido que jurar por la tricolor) y marchó al exilio. En 1915 es expropiado por el Estado.

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El diseño de este castillo/palacio simula una fortaleza.


Ya desde lejos su monumental volumen se destaca, no sólo por sus dimensiones sino por su bosque de chimeneas y linternas, que le confieren a su terraza un aspecto de bosque de figuras de piedra a la vez que la aligeran.

folleto oficial del Palacio Nacional de Chambord
Como vemos en el plano de arriba, se desarrolla a partir de una 'torre de homenaje' central, constituída a su vez por cuatro torres en los vértices de una planta cuadrada, con cuatro corredores distibuidores en forma de cruz griega, a los que se accede en tres niveles por una magnífica y original escalera central.


Se trata de una doble hélice, que permitirá que al subir y bajar las personas no se crucen con las que circulan en sentido contrario, aunque las podrán ver. 


Las hélices giran alrededor de un foso central, coronado en la altura por una monumental linterna, que deja entrar la luz del día y que de noche albergaba una antorcha si el rey se encontraba residiendo alli.


Se supone que Leonardo ha inspirado alguno de los conceptos de este castillo, particularmente la escalera, dado que existen dibujos previos.


Un elemento importante es la terraza, donde los distintos elementos, (chimeneas, tragaluces) en lugar de ser disimulados, son exagerados.


Rodean el castillo dependencias de servicio, un estanque reflectante y un parque rectangular, dedicado a la caza, de 'sólo' 5440 Has. (el más grande de Europa). Lo rodea un muro perimentral de 32 Km.


Están abiertas al público unas 800 Has., con senderos marcados donde con suerte puede avistarse algo de la fauna que allí se preserva.

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Todo en Chambord es desmesurado, imaginado para impresionar. Algunos números:
Longitud: 156 m.
Altura: 56m.
Escaleras: 77.
Cuartos: 162. (unos 80 son accesibles actualmente, bastante más de los tolerables en una visita)
Chimeneas: 282. (eran necesarias, pues Chambord se usaba en otoño. Al ser destinado a la caza, era mejor que hubiera menos hojas en los árboles. En épocas posteriores a su construcción, muchas de éstas han sido reformadas, disminuyendo tu tamaño para evitar fugas excesivas de calor)
Tamaño: se estima en 6 veces el promedio de los castillos del Loira.

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No sé si su impulsor original se lo propuso, pero este edificio se levantó al tiempo que en Roma se estaba construyendo la nueva Basílica de San Pedro... Chambord parece una basílica laica, dedicada al poder monárquico.
Ciertamente, si el objetivo era impresionar, fue logrado ampliamente.
Más bien parece un suntuoso mausoleo. O un enorme decorado donde se representaba la comedia/tragedia del poder absoluto.
No me imagino a nadie sintiéndose confortable teniendo que vivir aquí...

El interior es un poco decepcionante, pues no hay mobiliario de época como para llenar tantos espacios.


En el primer piso hay algunos cuartos interesantes, como los de Francisco 1°, donde se aprecian muebles desarmables que podría haber usado en sus numerosos viajes, necesarios para el ejercicio de su autoridad.


Algunos espacios vacíos se dedican a exhibiciones temporarias.


En el segundo piso hay una exhibición sobre la 2° Guerra.

Pasamos brevemente por los interiores y nos detenemos en el edificio, la verdadera estrella. 

Admiramos su maravillosa escalera, 


sus bóvedas con medallones tallados, donde predomina la letra F de Francisco y la salamandra, su emblema.



Nos perdemos en el bosque de piedra de su terraza, imaginándonos la época en que desde aquí las damas observaban la caza e intercambiaban chismes...
Con tanta concentración de elementos verticales como sombrero, las inferencias freudianas son ineludibles!
Un paseo por esta terraza será una parte importante de la visita, aunque a mí me causó una impresión extraña, como si estuviera visitando un cementerio.


En el patio, son interesantes los cuartos de los carruajes y la colección de piezas que fueron renovadas de la terraza, con sus tallas originales.


Como resumen, Chambord es imprescindible en una visita al Loira, pero a mí me deja pensando en la 'insoportable levedad del ser', y en cómo no se han podido evadir de ella ni siquiera los más poderosos.


Ya es hora de irnos... queremos completar el día con otro castillo.

Les dejo un consejito más:

TIP: buena colección de libros para niños en la librería.

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En la próxima entrega de esta serie, pasaremos por Cheverny... todo lo contrario a lo que hemos visto hoy.

Mantengan la sintonía!



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